Salmos 139:1-18 

Dios es Omnipresente: Está en todos lados por lo tanto no nos podemos esconder de Él. (“¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia? Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo también estás allí” Salmos 139:7-8) 

    Dios es Omnisciente: Todo lo sabe (“Todos mis caminos te son familiares. No me llega aún la palabra a la lengua cuando tú, Señor, ya la sabes toda” 139:3-4). Sabe donde estamos, con quien, haciendo que, lo que pensamos, nuestros sueños, etc.  

    Dios es Omnipotente: Todo lo puede, tiene el poder más grande, como el de darnos vida y diseñar nuestros días (Salmo 139:16). 

   Es importante darnos cuenta de estas facultades de Dios para poder saber de quien somos hijos. Estas cualidades son para el beneficio de nosotros mismos aunque a veces no nos demos cuenta. El hecho de que Dios esté presente en todos lados viendo lo que hacemos, y que sepa cada cosa que pensamos o sentimos, no es porque sea “metiche”, sino porque está interesado en nosotros y nos ama.  

   Ej.: Las madres están siempre pendientes de sus hijos, aunque tengan 40 años. Siempre se preocupan por como están, y aunque a nuestros ojos puedan parecer metiches o “cargantes”, simplemente están manifestando el amor que sienten por nosotros. Otro ejemplo sería cuando nos gusta alguien e intentamos saber todo sobre esa persona para así poder darle en el gusto.  

    Por razones como estas Dios es O, O, O. No porque sí nada más, sino porque nos ama y quiere saber lo que pensamos, sentimos y deseamos para así poder ayudarnos. De esta manera nos podemos dar cuenta del gran interés que Dios tiene por nosotros. De su gran amor.

     Muchas personas en el mundo nos pueden decir que nos aman, y esto puede ser cierto o no, pero ningún amor será más grande que el amor que Dios tiene por nosotros. ¿Cómo me puedo dar cuenta de esto? Porque Dios nos ama a pesar de cualquier cosa que nosotros hagamos. Si comparamos el amor de Dios con el del mundo:

     Estas características del amor del mundo se evidencian cuando le hacemos daño a alguien y esa persona ya no nos quiere volver a hablar, o guarda rencor en su corazón hacia nosotros. En cambio, no importan las veces que le fallemos a Dios, aún cuando le hacemos daño directamente a su corazón con nuestros pecados, Él siempre está dispuesto a recibirnos y perdonarnos, porque su amor no tiene limites.  

     Dios es amor (2º Cor. 13) “Todo lo sufre, todo lo espera, todo lo soporta” 

• Sufre por nuestro pecado
• Espera nuestro arrepentimiento
• Soporta nuestros daños una y otra vez.

     Y aún con todo esto, nos sigue amando.  

     Cada vez que estemos tristes por haberle fallado a Dios, o porque sentimos que nadie nos quiere, tenemos que darnos cuenta que hay alguien que prometió estar con nosotros hasta el fin del mundo. Y sabemos que sus promesas son fieles. Y por sobre todo debemos recordar que si Dios se dio el tiempo de crearnos es porque tiene inmensos propósitos con nosotros, no es mera casualidad estar vivos, ¡qué FOME sería si fuera así! Pero es todo lo contrario, Dios ve cosas en nosotros que a lo mejor nadie más ve; ve potencial y cualidades que un día saldrán a la luz, así que no tenemos porque desanimarnos, no importa lo que el mundo diga de nosotros, sino lo que Dios ha dicho.  

    Aunque todo el mundo nos deje Dios estará siempre con nosotros, porque su amor permanece para siempre. Pase lo que pase él siempre te mirará con amor, que nadie te diga lo contrario.  

  

Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre.

¡Te alabo porque soy una creación admirable! (Salmo 139:13-14)